Category crítica
¿Como es tener un sello experimental en el país hoy?
Reproduzco a continuación un artículo publicado en el suplemento No del diario Página 12, sobre la realidad de los sellos que difunden música experimental en Argentina. Si bien hace un recorte de 4 sellos y sabemos que la cosa no se agota allí, (aunque tampoco son tantos los que publican no solo materiales propios), es una buena muestra de experiencias que son comunes a otros proyectos como Amor Loco Discos (el sello de Mariela Arzadún y Leandro Ramirez, de BsAs), Adaptador Records (sello en San Juan a cargo de Lorenzo Gomez Oviedo), y por supuesto CPRecords (nuestro sello en La Pampa desde el 2012), entre otros que aparecen, mutan, se desactivan y reactivan cada tanto como es lógico en un contexto donde se produce muchísimo pero se conoce muy poco. O sea, está a la vista que las cosas funcionan, como en tantas actividades humanas, si alguien se las carga al hombro, y no siempre es una tarea que tenga un retorno muy grato y estimulante, ya que además de lidiar con las dificultades del establishment cultural, hay en juego entre otros factores, egos muy inflados e inseguridades de los propios artistas (que suelen ir de la mano muchas veces), o criterios muy poco solidarios que terminan en «escupir para arriba» y atentan contra «lo colectivo» (que es a menudo un eufemismo del «animémonos y vayan»). En mi sincera y discutible opinión claro, todo esto evidencia una alarmante falta de visión sobre la importancia de involucrarse «más allá de la propia música», en el trabajo e intercambio necesarios para construir, organizar y visibilizar una posible comunidad artística de pertenencia.
Por ello valoro un artículo como este (con toda su tela para cortar obviamente) publicado en un diario central de BsAs, porque en tiempos donde todo parece importar muy poco, ahí asoma la existencia de una serie de pequeñas grandes acciones y compromisos detrás de lo que se ve y lo que no. (FR)

Noseso: bandera cultural
La actividad de Zelmar Garín es apabullante. El trabajo que este multiinstrumentista argentino de ascendencia uruguaya viene desempeñando liga tanto a la exploración de sonoridades, como a la investigación. Se lo puede ver en YouTube, acostado bajo una mesa de ping-pong, captando con micrófonos piezoeléctricos las resonancias del partido en disputa, procesándolas con delays y retroalimentaciones varias para el deleite de los presentes. O también con su set de chatarra que percute, frota, interviene con feedback, distorsiones y efectos, el cual emplea solo y en su proyecto Acido Canario. Su rango de acción es amplio como para formar parte del combo garajero Los Peyotes o improvisar acompañando al compositor japonés Otomo Yoshihide, el fin de semana pasado. “Fue increíble tocar con el loco”, sincera. “Es un referente que ha tocado con toda la gente que uno tiene en el pedestal del ruido y la improvisación sin género”.

Desde hace quince años que Zelmar maneja Noseso, sello por el cual canaliza sus manifestaciones sonoras y las de otros. Entiende que manejar un sello está ligado a qué ideales y metas tengas: “Noseso persigue el registro experimental y la organización de los músicos en pos de un tipo de estética y pensamiento musical”.
Editar en Argentina es caro y a veces se sabe de antemano que el dinero invertido no volverá. “Bajo ese panorama, la subsistencia de un sello y su permanencia es una bandera cultural”, entiende Zelmar. Las facilidades para grabar un disco y subirlo a Bandcamp o Soundcloud hacen que el catálogo de un sello tenga un rol importante ante la sobreoferta: “En el sello hay una curaduría y un ideal sobre la música que se difunde, aunque los factores son cambiantes a la hora de producir”, reconoce. La experiencia en la realización, la línea estética y la posibilidad de armarse junto a los músicos de recursos orgánicos para generar difusión e interés son factores clave para dicho desempeño.
Así sucedió con Deshacer, el flamante álbum del trío Roseti Project, “una especie de freejazzpunk de dos vientos y bata”, e igual planean hacer mañana, en la presentación de Gato negro, segundo disco de Gualicho Turbio, el cuarteto de folk-blues trashero integrado por Zelmar, Juanjo Harervack, Hernán Balbuena y Bárbara Aguirre. “Es un disco de reverbs naturales, reamplifcación de señales, casi sin plug-ins”, señala de este álbum de letras sociales y directas como su primer corte, Hombre azul. “Desde que está este Gobierno, hay discurso despreciativo hacia el pobre, y el disco refleja la idea de sentirse maldito en una ciudad que te es ajena”.
La tarea de Noseso no especula con las ventas, sino que al contrario, se toma como una elección de principios: “La mayoría del catálogo está dedicado a música alternativa, noise, experimental, improvisación y valoro que un músico haya tomado la decisión de ejercer su arte a través de este pensamiento musical. Para mí, le da un plus de militancia estética que es donde la cosa hace la diferencia, sobretodo hoy, donde los ideales están tan desvalorizados”.
* Gualicho Turbio tocará el viernes 10/11 a las 23 en El Emergente, Francisco Acuña de Figueroa 1030.
ABYSS: ruido blanco
El footwork es un tipo de baile callejero surgido en Chicago en los años ‘90, y ligado al género juke house. Pies movedizos en sofisticados pasos ultra-rápidos se han batido a duelo desde entonces, bajo el groove de DJ Rashad, pionero y una de las figuras más importantes del género. La música y productora argentina Aylú Grad se involucró con esa escena hace cuatro años, a través de una triangulación particular: “Descubrí a un artista japonés llamado Foodman, y enseguida le mandé un mensaje diciéndole ‘me fascina lo que hacés, hagamos un tema juntos’. Sin saberlo estaba escuchando footwork en una versión súper experimental”. Así empezó a hacer música, influenciada por este pibe japonés, y a curtir el sello Teklife, pero manteniendo especial atracción por la escena de Japón, “que le da un tinte más raro, no tan de género”.

Desde hace dos años y medio Aylú formó el sello ABYSS junto al artista plástico Andrés Brück, dedicando tiempo libre y recursos propios, ya que, sorpresa, el sello no genera dinero: “Apenas podemos cubrir los gastos propios que tenemos a la hora de lanzar un disco”, lamenta Aylú, aunque enseguida destaca el valor de generar una selección musical acorde a sus gustos. “Este es el punto más importante de dirigir un sello: la curaduría. Los artistas que forman parte de ABYSS lo hacen sabiendo nuestras limitaciones económicas y materiales, por un lado, y los logros y conexiones que tenemos, por otro”.
ABYSS goza de buenos lazos con la escena de Japón, de hecho Foodman aportó un track para el primer compilado Foodworks Vol. 1. “Es un honor que la persona que me introdujo en toda esa música, y que más me influencia, sea ahora un colega” cuenta Aylú. Esta no es su primera experiencia en un sello. “Hace varios años trabajamos en otro emprendimiento, Mainumby Ediciones, que se autosustentaba haciendo eventos y ediciones físicas caseras que podían circular y venderse para seguir generando movimiento dentro del sello”. La nómina incluía artistas como Chindogu, Los Síquicos Litoraleños, O+yn y Azur, entre otros. “Los beneficios de internet, con respecto a aquellas épocas, incrementaron notablemente la conexión con otros países y la circulación de la música por el resto del mundo”.
ABYSS encara el concepto de ‘género musical’ como una manera de abrir las puertas hacia la experimentación, y no como una forma de cerrar las posibilidades a la hora de producir: “Creemos que un sello tiene que proponer espacios para la creación incluyendo toda la diversidad posible con un criterio bien definido, que modele la cosmovisión que pretende ofrecer y difundir”. De los discos que sacaron, hay algunos bien clásicos de footwork, súper finos y delicados, y otros que son ruido. “Nos encontramos con muy buenos músicos locales, entonces les encargamos música”. Ese es el caso de Dawa, el proyecto del formoseño Alejandro Coll (ex Azur), que tendrá sus temas remixados por otros artistas de ABYSS.
Siendo un sello plenamente digital, uno de los elementos en que más energía se pone es el diseño y el arte. “Hacemos toda la parte visual nosotros, y en cada lanzamiento hay una conexión cuidada entre la música y la imagen para lograr que el producto final sea un todo orgánico y especial”.
* Aylú se presentará junto a Jeremy Gara (Arcade Fire) el jueves 14/12 en Ruido, el ciclo de música experimental del C.C.San Martín, Sarmiento 1551.
Pakapi: conexión espiritual
Guillermo M. Cerredo fundó Pakapi Records bajo la premisa de generar un espacio de difusión entre varios artistas de Sudamérica que, según él y su socio, el músico Juan José Calarco, consideraban que tenían algún tipo de “conexión ‘ideológica’ o ‘espiritual’”. La idea fue también relacionarlos, muchas veces bajo un concepto o consigna, como en sus compilados –de títulos autoexplicativos– Industria Tropical (2015) o La Psicotropia (2014), y en otros casos de búsquedas más eclécticas como su primer lanzamiento, Pakapi Compilation vol.1 (2013) o el más reciente, el doble La Danza del Agua (2017), que reúne nombres como Alan Courtis, Pablo Reche, Minicomponente, Ariel Flores o PAN.

“Hay mucho de prueba y error en la construcción y en el aprendizaje de las actividades de un sello; desde la curaduría y la edición del material a la difusión final y todo lo que hay en medio”, destaca. “A medida que esas experiencias se acumulan, se puede tener otra perspectiva”. Cerredo, al frente también del proyecto dub Panchasila, recuerda que su primer lanzamiento fue duplicado y vendido desde acá, “lo cual se tradujo en un enorme gasto de envíos por correo con precios a veces mayores a la copia a enviar. Teniendo en cuenta esta dificultad, comenzamos a duplicar en el exterior, en muchos casos co-editando con otros sellos, para mejorar la distribución física y abaratar costos”. Durante algún tiempo intentaron traer copias de estas ediciones al país, pero debido a los problemas aduaneros decidieron distribuir sólo desde el exterior. “Obviamente no descartamos la posibilidad de volver a realizar ediciones para el público local, pero debido a estas malas experiencias y el alto costo de la duplicación en el país, nos mantenemos de este modo”.
La co-edición con el sello inglés Was ist Das? les trajo buenas repercusiones en medios ávidos de los sonidos de Pakapi –cumbia digital, ambient, freak folk, noise de ritmos latinos– de México, Estados Unidos, Europa y hasta Oceanía (“sobre todo en radios de Australia y Nueva Zelanda”).
Pakapi trabaja con la misma dedicación tanto la edición física como la digital. “Hemos pasado por el CD, lathe cut– de hecho tuvimos la suerte de realizar una co-edición con Pseudo Arcana, que duplicó Peter King– y hemos realizado la edición en casete de los últimos lanzamientos”. Uno de los aspectos más importantes para Pakapi es que el material esté disponible de manera gratuita y online: “Creemos que el acceso a la música y la cultura no puede ser coartado por el hecho de tener dinero o no. Por eso, todas nuestras ediciones tienen su versión digital bajo la modalidad “Name your price” en Bandcamp y la mayoría de nuestro catálogo también se encuentra en Free Music Archive”.
Postales: deja registro
Lou Baumann entiende a Postales como un antisello: “Llevar adelante un sello independiente conceptual requiere de vocación, dedicación y tiempo. No es por retribución económica, sino que hay un intercambio amplio de cuestiones humanas y logísticas. Es crear tus propias reglas y tu propio mundo donde poner en práctica las cosas, que dejen de ser buenas ideas y pasen a ser acciones concretas”. Su etiqueta disquera le permitió canalizar muchas cuestiones internas, y en lo que va del año lleva editado cuatro discos propios, más una súper perla de la experimentación local de principios de los ‘80: la reedición de A los que obran desinteresadamente (1983), de Alfredo Horacio “Willy” Pérez, un exquisito álbum de electrónica ambiental de uno de los miembros fundadores de Quum, mítico combo experimental de estos pagos. “Nos conocimos hace tiempo, cuando el tocaba en Proyecto Malambo junto a Daniel Gutiérrez. Después de charlar varias veces y compartir historias y sentimientos mutuos ligados a la música, me pasó una copia del disco en CD-R hecha por él mismo”, dice. Esto se suma al video documental sobre Pérez realizado este año y titulado miniAnimalista, realizado por Saturno 5 Audiovisuales.

Habiendo editado discos solistas del también coterráneo y pionero electrónico Carlos Alonso y su proyecto UnoxUno, Lou habla de un trabajo de documentación de la zona de San Miguel, de donde también es oriundo Federico Durand, otro gran artista sonoro que edita regularmente en Japón. “Me gustaría hacer un registro de los grandes músicos de San Miguel”.
En cuanto al trabajo en Postales, hay mucho de artesanal y también de producción en serie: “Se utiliza todo lo que esté al alcance del presupuesto del momento”. Lou, guitarrista y productor amante de la grabación de casete, trata de ocuparse de la estética y el arte de tapa de los discos. “Trato de que todo pueda llegar a salir en versión física, en formatos ilegales, accesibles y libres: casete, CD y CD-R también, o simplemente una descarga con un una postal. Como antisello no busco ser reconocido, sólo dejar registro; lograr que el artista sepa hacer su propio disco y gestionarlo con arreglos económicos flexibles y sustentables”.
Presentamos»Territorios» (Experimentación sonora en Argentina)
Después de varios años de publicarse diferentes recopilatorios que rondan la música experimental en el país, con más o menos recursos pero casi siempre autogestivos, está claro que es una de las más efectivas herramientas para revalorizar y construir una escena posible. Y justamente el gesto y acción de organizar unidades un tanto dispersas en el mundo real, en un continuo donde se relacionen una serie de aventuras sonoras y musicales, es una de las contribuciones más importantes al intentar delinear un mapa viable (y en constante actualización) de estas experiencias. CPRecords también sumó su aporte en este sentido allá por el 2012 con la edición online de Acción y Percepción Sonora.
Otro punto de interés que evidencian dichas producciones es que pueden surgir de lugares geográficos que en épocas preinternéticas habrían sido impensables, generando al menos en lo virtual una convivencia de distintas voces que si tuvieran que depender del criterio de los principales centros/intermediarios culturales del país, casi todos resumidos en Buenos Aires (CABA en general), sería mucho más complicado. Es que hacer las cosas desde la libertad que ofrecen los circuitos más chicos, tiene sus limitaciones pero a la vez sus ventajas a la hora de lidiar con menos burocracias y preconceptos. Esos mini-circuitos también existen en las grandes ciudades como BsAs y al igual que los del interior casi no acceden a la atención de diarios, radios, tv, festivales, más ocupados en reproducir precisamente discursos y producciones que viajan por las vías centrales (sino por dinero aunque sea por prestigio), a contramano de un mundo que se mueve rizomáticamente a través de las redes. Pese al siglo XXI, una configuración/concepción arcaica del país, sigue latente desde las históricas divisiones del estado nacional en formación (entre 1852 al 80) con otras regiones que, guerras mediante, fueron “integrándose” a una nación donde la cabeza visible continúa en Buenos Aires. Tal es así que en estos días hemos asistido a discursos políticos por parte de funcionarios del gobierno donde afloran visiones que atrasan más de un siglo en el reloj. En tal contexto se escuchan y se leen cosas por parte de la elite porteña actualmente en el poder, como “juntos los tucumanos y argentinos”, o se llama a desconfiar de “caudillos” (candidatos presidenciables por ej) que provengan de alejadas provincias del interior con un “curriculum prácticamente desconocido” entre otras perlas. Y si esta lógica de considerar a ese “otro” que habita en las provincias (o en los suburbios de las grandes ciudades) con un mero criterio utilitario sigue rumiándose a un nivel político de envergadura, no es extraño que en lo cultural también se reproduzca con frecuencia un patrón similar incluso por simple inercia, porque “siempre fue así” y punto.
Es bueno aclarar que estamos hablando de una tendencia que si bien se reproduce en mayor o menor medida según sectores en juego (medios e incluso artistas), no es una realidad absoluta. Me refiero a la existencia de recientes excepciones a la regla como Salgan al Sol (Avant rock en la Argentina del siglo XXI), compilado que se publicó en Lima (por Buh Records) pero su coordinación estuvo a cargo de Norberto Cambiasso desde Bs. As., o Argentina Suena coordinado por Raul Minsburg desde el CEIARTE en la Universidad de Tres de Febrero (Bs As), y alguno más que puedo desconocer. Aquí el rasgo distintivo en paralelo con la música es la idea de un país que no termina en la Av. Gral Paz.
El proyecto Territorios es fruto de la iniciativa personal de Lorenzo Gomez Oviedo, músico experimental, escritor y docente que desarrolla su trabajo desde San Juan. Su intención desde el principio fue asomarse a un panorama muy diverso de producciones que (a falta de uno mejor), se pueden englobar bajo el término experimental, y que están vivas en distintos rincones del país. Fiel reflejo de eso es el amplio rango de músicas exploratorias contenido en Territorios y el grado de definición en el proceso experimental de cada una. Conviven aquí nombres más conocidos en la escena “in progress” del país, junto a otros más nuevos o bien con menos difusión aunque su trabajo lleve varios años de evolución.
Por todo esto y por la celebración que implica poner a rodar cada nuevo compilado, desde el más profesional al más artesanal, los invito a sumergirse en esta versión online de Territorios (Experimentación sonora en Argentina), que también cuenta con una edición limitada de 50 copias en cdr a cargo de Lorenzo y colaboradores. (F. R)
Más Radiocarbono en la web
El espacio de Radiocarbono que se va construyendo desde un principio como sistema de radio a la carta, mediante podcasts y archivos con trabajos de radioarte y otros, tiene desde abril de este año, una programación semanal a través de radio analógica por Radio Nacional Santa Rosa. El ciclo, que finaliza en noviembre, cuenta con el auspicio de la Sec. de Cultura y Extensión de la Universidad Nacional de la Pampa. Se trata de un espacio pensado a modo de experimento con cuatro programas de diferente índole (La oreja infinita, El show de Dj Antonio I, Relatos Fonográficos, Tierra Invisible), pero relacionados con los intereses generales del Carbonoproyecto a lo largo del tiempo. Salvo los últimos programas de El Show… que se están retrabajando en un proyecto mayor, todos los demás se van subiendo como podcasts a la web después de transmitidos por la radio pública.
He aquí los más recientes disponibles para escucha online (también se pueden descargar a través de sitios como offliberty.com o enviandonos un mensaje), y por supuesto si alguien quiere retransmitirlos solo tiene que comunicarse con nosotros .
La oreja infinita en Octubre comparte escuchas y charla con un invitado especial: Horacio Ferreras desde Puerto Madryn. Música de Gustavo Ribicic, Laurie Anderson, Auris+Gino, Melt Banana y Pere Ubu.
En esta edición de Tierra Invisible: charla entrevista con Luis Alvarado (Buh Records) y Norberto Cambiasso, productores del compilado Salgan al Sol (Avant Rock en la Argentina del siglo XXI). Suena música de: Fútbol, Las orejas y la Lengua, Ricarda Cometa, Vlubá, Criadero en Seres, Pescadas, Antihéroe, y Alan Courtis. Una charla con Chuse Fernandez y su proyecto de escuela de radio TEA FM en Zaragoza, España. Se escuchan algunas producciones de radioarte con distintas aplicaciones de la fonografía y un relevamiento sonoro por la ciudad de Zaragoza, llamado Recorridos Sonoros. Todo esto en la última edición de Relatos Fonográficos.
Reseña: Adriana de los Santos “Ground 0”
Dice Paul Quignard en “El odio a la música”: “¿Cuál es la entonación originaria de la música? ¿Por qué hay instrumentos de música? ¿Por qué los mitos prestan atención a su nacimiento?”. Preguntas que aceptan variadas respuestas e interpretaciones.
https://adrianadelossantos.bandcamp.com/releases
Calor pasión cambio quiebre faro musa.
Ella abre los espacios y los llena.
No existe fuego más ardiente, que el que escupen las vísceras.
Lo sabe – o infiere -, y se divierte. Goce. Puro.
Pasión por el descubrimiento, por el ingreso a zonas vedadas (para otros), por la irrupción.
El cuerpo / los cuerpos se contorsiona/n, como una cuerda, como una llama.
No hay vuelto por la vuelta ni retorno cierto y, mientras el alquimista prepara su fuego, ella dispara sus dardos. Y acierta.
El sonido – o la falta de él (lo mismo desde otro ángulo) -, vuelve día la oscuridad y viceversa. Los huesos se hacen astillas y la cabeza, o lo que queda, cede su espacio.
Las barreras se derrumban. Las defensas son, sólo, un fantasma.
La mirada se enciende, la piel se eriza y las entrañas arden.
Imágenes pesadillas fantasías prohibidas.
La piel arrancada a jirones escupe brebajes que disparan, directo al plexo, a la ciencia que fue dogma.
El cambio es impredecible, a menudo sangra y muta, resistiendo identificaciones como tal.
No hay un par de dedos iguales, reaccionando a golpes variables, atomizados, independientes de sentido, de un sentido (o de varios), a menudo no se reconocen.
La misma tela jamás recibe dos pinceladas iguales, una tecla tampoco, aunque reconozca el golpe, o el roce.
Fragmentos de historias, uniéndose, siempre cambiantes. Parábolas. Humeantes visiones, el sexo escapa por las grietas y las aguas no se calman. ¿Quién define lo que no fue?, lo que nunca fue. ¡El azar!. Tal vez.
Como si nada fuese cierto, la historia se reconstruye de fragmentos, de magdalenas, de pesares, de goces y ciencias crípticas. También de sonidos y silencios.
Sofá de pinches ardientes, estiletes que liberan, diez dedos que son armasinstrumentosherramientas. Y más, mucho más. Si los laberintos fuesen interminables buscaría ese piano, como provocadora compañía para soledades que se presumen longevas.
Rectas intermitentes, curvas inacabadas, espirales centrípetos, carne ardiendo y diez dedos.
Diez
Dedos
O más
Ya no importa.
Después de más de treinta años de carrera, que incluyen participaciones con algunos de los referentes nacionales e internacionales más influyentes de los últimos años dentro del campo del “experimentalismo”, infinidad de conciertos en el país y el exterior, una tarea docente que incluye discípulos de múltiples nacionalidades, y muchos etcéteras más; Adriana de los Santos se dispuso a dejar su primer registro sonoro. Celebremos.
Este “Ground 0” – alejado de torres gemelas y cercano al espíritu de John Cage -, se manifiesta como un punto de inicio. Auguramos un punto de quiebre en su carrera, o un nuevo disparador de la misma.
Junto a socios provenientes del free jazz, la tradición experimental argentina y la performance, como Guillermo Gregorio, —–Carlé Costa, Mono Hurtado, Agustín Genoud, Fernando Perales, Sam Nacht + Grod Morel, Migma y Andrea Pensado, nos encontramos con una especie de resumen, sumamente acotado es cierto, de una trayectoria que, parece, siempre a punto de recomenzar. Resulta medianamente cierto que, para iniciar algo nuevo, hay que terminar con algo viejo; aunque no estoy seguro que esto aplique en el caso que nos ocupa.
De los Santos se reinicia y se reinventa permanentemente. Desde el piano y fuera de él.
Nunca fue una artista limitada a un solo espacio, de hecho, si algo la caracteriza, es su indomable búsqueda estética para confirmar y sostener una postura ética de un compromiso pocas veces visto.
Y es el piano su arma favorita para expresar y cautivar, el socio eterno para ejemplificar un contrato sellado a fuego, con el compromiso que define una existencia.
Síntesis de huracán y hechicera, de los Santos arremete, mezcla, une, desagrega – sin el menor atisbo de complacencia -, sonidos y silencios, con cada uno de los compañeros de ruta escogidos; haciendo añicos convenciones, incluso aquellas que se erigieron en pos del “vanguardismo”.
El idioma de estos tiempos, apenas, está comenzando a escribirse y, tengo para mí, que a Adriana de los Santos le corresponden algunas páginas.
Brindo por ello.
Horacio J. Ferreras
melafu@gmail.com
[No hay que comprar para tener, hay que comprar para sostener.]