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Con enorme satisfacción y agradecimiento compartimos Huesos Secos, un álbum de Mariano Rodríguez por Carbono Proyecto Records. La idea se viene gestando desde hace un tiempo largo ya, pero como se sabe, en nuestros proyectos sonoros, musicales y de circulación autogestionada si algo tenemos es la libertad de dejar fluir los procesos hasta que se alinean las ideas y los planetas personales.
Cuatro años pasaron desde la última publicación de un disco de este artista-artesano-monje de la guitarra radicado desde hace un par de décadas en Bariloche. Se trató de Praise the Road, editado en primera instancia por el sello norteamericano Grass-Tops Recordings y actualmente disponible a través de su propio bandcamp. De todos modos, son frecuentes sus participaciones en diversos compilados que van desde la experimental a tributos específicos como el reciente homenaje a Jack Rose, otro de los guitarristas acústicos de referencia de Mariano.
En muchos aspectos inspirada en la lógica del “American primitive guitar” (título que designa un género “transicional” según Wikipedia, al cual adscriben una legión de guitarristas desde el pionero John Fahey en los 50-60s, pasando por Leo Kottke, Robbie Basho y el mencionado Jack Rose hasta hoy en día), la música de Mariano Rodríguez no se centra en el despliegue técnico del o la guitarrista, sino en la dimensión más espiritual o meditativa de la misma. Y en conexión con todo esto, aunque no como condicionamiento, claro, interviene su profunda fe cristiana desde su adhesión a la teología de la liberación tercermundista. Escuchen por ejemplo Liberation Theology for beginners, descripto por el mismo como un disco de Navidad.
De alguna manera los tracks que componen Huesos Secos sintetizan el viaje mental y sonoro que inició Mariano junto a su familia en el sur argentino. Experiencia enraizada también en la mitad de su vida vivida en Buenos Aires, formando parte de distintas bandas de rock, punk y proyectos junto al excelente cantautor Adrián Paoletti entre otros. Pero sin dudas su música actual es parte inseparable de una Patagonia que ha hecho suya, resignificando todo un conjunto de influencias, que actúan finalmente como herramientas para establecer un ida y vuelta personal con esos lugares del interior argentino y su historia.
Acerca del disco
Al adentrarnos en la charla via chat, Mariano describe el proceso e idea en torno a cada track de un disco que recorre caminos polvorientos y mágicos.
Sobre el primero (Huesos Secos), comenta que “es un blues construido con lo que nadie quiere del blues”. Está dominado por un drone del weissenborn (lap steel acústico de origen hawaiano) producido por el sonido de la frotación del slide blusero en primer plano. Se trata de una forma de utilizar esos “sonidos no deseados” que se colaban en las antiguas grabaciones de blues, pero como alma sonora de la pieza.
Continúa el disco con una búsqueda para nada ansiosa de cierta identidad atrapada en lugares como Chimpay (Lirio en las pampas, tumba en Chimpay), pequeño pueblo donde nació Ceferino Namuncurá, el conocido santo popular de origen mapuche, quien falleció siendo un pibe de 19 años en un contexto de miseria y dolor terribles de sus hermanos indígenas luego de la “conquista del desierto”.
En La sed del Peregrino, Mariano construye una suerte de banda de sonido para un día de sol paseando entre lomas y praderas, solo manipulando loops de distintos fragmentos acústicos.
Con Polvo en los ojos llega el turno de una improvisación con el weissenborn, con una sonoridad más oriental a modo de pequeño homenaje a las comunidades de países como Siria y el Líbano, a veces mal llamados “turcos” en la región, que están asentados en distintas partes del país y son parte de esta mezcla de culturas en la que estamos inmersos.
Continuamos con la escucha de Esquivando el progreso, una belleza de tiempos lentos, atmosféricos, título irónico a propósito de los lugares y personas que aún resisten la histeria del avance urbano, aunque desde la perspectiva citadina eso sea sinónimo de “precariedad”. Ojo, hablamos de gente que lo elige, no de quienes se ven arrojados a la marginalidad.
Animas del jarillal: los jarillales son conjuntos de uno de los arbustos dominantes (jarilla) en las zonas áridas argentinas. Paisaje de sombras bajas y livianas, donde deambulan las “ánimas” de algunxs enterrados en cementerios olvidados y otros tragados por el arenal. Según Mariano, un cierto humor negro aparece en esta pieza, quizá pensando en cual habrá sido en realidad la historia de personajes “idealizados” de la conquista del desierto como La Pasto Verde, una pulpera y fortinera que murió de parto durante la campaña, popularizada por una canción de los hermanos Berbel.
Cuando los santos vienen marchando: versión con aire góspel de ese clásico tradicional del jazz, una melodía que silbaba el padre de Mariano en los 70’s para despertarlos e ir al colegio y que hoy en día el suele cantar a modo de canción de cuna para sus hijos.
Chelforo cierra el hilo conceptual del disco: este es el nombre de un pequeño pueblo o paraje de nombre mapuche que se interpreta como huesos de gente, muy antiguos, fosilizados. Por allí pasaba Mariano Rodríguez en sus primeras visitas previas a mudarse desde Buenos Aires a Bariloche, y quedó impactado por un cementerio abandonado, de tumbas con corralito de metal soldado al modo ferroviario, donde se escucha el ruido de hierros oxidados sueltos y alambres golpeando y siseando con el viento…
Compuesto con las cálidas resonancias de un set de guitarra acústica y de 12 cuerdas, dobro, weissenborn, shruti Box, octatone, campanas y glockenspiel, Huesos secos propone una serie de temas instrumentales que recorren lugares por los que pocos pasan, olvidados y abandonados, o simplemente invisibles al lado de la ruta. Y es que este disco es paisaje, ese paisaje patagónico que yuxtapone la estepa moldeada por el viento y la aridez, con bosques verdes y frescos bajando junto a algún arroyo desde la montaña. Y paisaje interior al fin, consciente y aferrado a la memoria, mientras los huesos secos brillan tanto de día como de noche en el campo. (FR) [fotos: M. Rodríguez]
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ENGLISH VERSION
We are very pleased and grateful to share Huesos Secos (Dry Bones), by Mariano Rodríguez through Carbono Proyecto Records. The idea has been brewing for a long time now, but as we know, in our sound, musical and self-managed projects, if we have anything, it is the freedom to let the processes flow until the ideas and personal planets align.
It’s been already four years since we last published a disc by this guitar artist-craftsman-monk based in Bariloche for a couple of decades. It was Praise the Road, first edited by the American label Grass-Tops Recordings and currently available through his own bandcamp. Anyway, he frequently participates in various compilations that range from the experimental to specific tributes such as the recent one to Jack Rose, another of Mariano’s acoustic guitarists of reference.
In many ways inspired by the logic of the «American primitive guitar» (a term that designates a «transitional» genre according to Wikipedia, to which a legion of guitarists from pioneer John Fahey in the 50-60s, through Leo Kottke, Robbie Basho and the aforementioned Jack Rose until today), Mariano Rodríguez’s music does not focus on the technical deployment of the guitarist, but on the more spiritual or meditative dimension of it. And in connection with all this, although not as conditioning, of course, his deep Christian faith intervenes since his adherence to the theology of Third World liberation. Listen for example to Liberation Theology for beginners, described by him as a Christmas album.
Somehow the tracks that make up Huesos Secos synthesize the mental and sound journey that Mariano started with his family in southern Argentina. This experience was also rooted in half of his life living in Buenos Aires, forming part of different rock and punk bands, and projects with the excellent singer-songwriter Adrián Paoletti among others. But without a doubt his current music is an inseparable part of a Patagonia that he has made his own, resignifying a whole set of influences, which finally act as tools to establish a back and forth movement with his perception of those places of the Argentine interior and its story.
About the disc
As we develop our chat conversation, Mariano describes the process and idea around each track of a disc that travels through dusty and magical roads.
About the first one (Huesos Secos -Dry Bones), he comments that “it is a blues built with what nobody wants from the blues”. It is dominated by the drone of the weissenborn (acoustic lap steel of Hawaiian origin) with the sound of the rubbing of the blues slide at the forefront. It is a way to use those «unwanted sounds» that slipped into old blues recordings, but as the sound soul of the piece.
The album continues with a calm search of a certain identity trapped in places like Chimpay (Lirio en las pampas, tumba en Chimpay -Lily in the Pampas, Tomb in Chimpay), a small town where Ceferino Namuncurá was born, the well-known popular saint of Mapuche origin, who died being a kid of 19 years in a context of terrible misery and pain of his people after the “conquest of the desert” campaign against this native people in the 19th century.
In La sed del Peregrino (The Thirst of the Pilgrim), Mariano builds a kind of soundtrack for a sunny day walking between hills and meadows, only manipulating loops of different acoustic fragments.
With Polvo en los ojos (Dust in the eyes) comes the turn of an improvisation with the weissenborn, with a more oriental sound as a small tribute to the communities of countries such as Syria and Lebanon, commonly misnamed «Turks» in the region, which are settled in different parts of the country and are part of this mix of cultures in which we are immersed.
We continue listening to Esquivando el progreso (Dodging progress), a beauty of slow, atmospheric times. This is an ironic title about the places and people who still resist the hysteria of urban progress, although from the urban perspective that is synonymous with «precariousness». Mind you, we talk about people who choose this path, not those who are thrown into marginality.
Ánimas del Jarillal (Souls in the jarillal): jarillal is the name for steppes with jarilla as the dominant shrub in the arid areas of Argentina. It is a landscape of low and light shadows, where the “souls” of some buried in forgotten cemeteries and others swallowed by the sand wander. According to Mariano, a certain black humor appears in this piece, perhaps thinking about what the story of “idealized” characters from the conquest of the desert such as La Pasto Verde, woman living in a military fort and store, who died during labor, has been popularized through a Berbel brothers’ song.
When the saints go marchin’ in: a gospel-like version of that traditional jazz classic, a tune that Mariano’s father whistled in the 70’s to wake them up and go to school and that today he usually sings as a lullaby for his sons.
Chelforo closes the conceptual thread of the album: this is the name of a small town or place of Mapuche name that is interpreted as bones of people, very old, fossilized. Mariano Rodríguez used to stop there for a while in his first visits before moving from Buenos Aires to Bariloche, and was struck by an abandoned cemetery, of graves with metal fences welded in the way rails do, where the noise of loose rusty irons and wires hitting is heard and hissing with the wind …
Composed with the warm resonances of a set of instruments such as 12-string acoustic guitar, dobro, weissenborn, shruti Box, octatone, bells and glockenspiel, Huesos Secos proposes a series of instrumental tracks that run along forgotten and abandoned, or simply invisible places, that few people go through. Because this disc is landscape itself, that Patagonian landscape that juxtaposes the steppe molded by wind and aridity, with green and fresh forests coming down next to some stream from the mountain. And an inner landscape, conscious and clung to memory, while dry bones shine both during daylight and at night in the meadows. (FR) [photos: M. Rodriguez)