Improvisación colectiva (Enero-2012)

Uno de los aspectos más apasionantes en la práctica de la improvisación libre es su ejercicio colectivo. Ejercicio que se hace más profundo cuanto más respetuoso es en cuanto a convivencia sonora entre los participantes y menos respetuoso es de las burocracias musicales. Su condición de terreno fértil para una comunicación relajada, sin pose, concentrada y en sintonía con lo irrepetible de cada momento de la vida, refresca en la música su carácter de experiencia humana trascendental.
En un tiempo donde nada parece escapar a la lógica del dinero y el cada vez más desarrollado «entretenimiento» (aliviadero y quemadero de cabezas a la vez), es todo un tesoro el encuentro entre personas para compartir esta experiencia a lo largo de los años.
Estos dos videos registran buena parte de una de las sesiones del Ensamble del Espinal durante enero 2012. En el participan espontáneamente Vicente y Manuel, dos de los benjamines en torno a la familia Ayala, de 10 y 5 años de edad respectivamente, y es un placer ver que tienen naturalizado, cada uno desde su propio proceso obviamente, un juego musical con códigos propios. Para que esto suceda son muy importantes los ambientes de aprendizaje por
«ósmosis», ya sea en un contexto familiar directo como el de Mario Ayala y sus hijos, que crecieron con la música como nexo común entre distintas generaciones, o un espacio como el Carbonoproyecto, que trata de funcionar como ámbito de convivencia y producción en torno a estas prácticas. Por supuesto que habrá caminos más institucionales, (aunque dudo de que hubiéramos llegado a algunos intercambios), pero en nuestro caso estas han sido las posibilidades reales. (Fabián)

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